En la mañana del martes nos dejó –sólo físicamente- el doctor Aníbal Durán del Campo. Por su personalidad, don de gentes y por su vasta y reconocida trayectoria en varias disciplinas, su pérdida es irreparable. Para sus seres más queridos y para sus muchos amigos. Pero, también, para la gran familia de su siempre querido Rampla Juniors y para un amplio ámbito del deporte donde fue protagonista como deportista y dirigente.
Inició su actividad deportiva en el fútbol en el Club Familiar de la Liga Universitaria. Después pasó al Club Atlético Defensor (hoy Defensor Sporting Club), donde actuó en Tercera División en la temporada de 1943. Finalizó su actividad como futbolista en el Club Estudiantil de Paysandú en 1945.
Hizo natación y waterpolo en el Club Aguada entre 1940 y 1945 e intervino en motociclismo desde 1946 hasta 1950, en cross y carreras de pista, defendiendo al Centro Motociclista Sanducero. Participó en el raid aéreo “Vuelta de la República” en 1948, representando al Aero Club de Paysandú.
En el plano directriz, integró la Subcomisión pro Estadio de Rampla Juniors F.C. en los años cincuenta. En Rampla –su pasión deportiva- fue dirigente y delegado en los años 1972, 1973, 1978, 1979, 1987, 1999 y 2000. Vocal del Colegio de Árbitros en 1980, ejerció la presidencia en el período que abarcó los años 1986 y 1987. En básquetbol, fue dirigente del Club Trouville desde 1983 hasta 1991. En el boxeo, se desempeñó como Jurado de la Federación Uruguaya.
Egresado universitario, se graduó en calidad de Doctor en Veterinaria, su profesión de carrera. Sin embargo, no es descompasado señalar que Rampla y el tango, constituyeron su vocación más férrea. Historiador de la añeja Institución de colores rojo y verde, llegó a publicar cuatro libros que, con su natural modestia, tituló “Apuntes para su Historia”. Uno de sus hijos, “Chapo” Durán jugó en Primera de Rampla.
La historia de los pueblos a ambas orillas del Río de la Plata, demuestra que el fútbol y el tango son socios en el pentagrama con cientos de composiciones muy logradas. Gabriel Durán, otro de sus hijos, es desde hace varios años un valioso intérprete del “dos por cuatro”. ¡Qué enorme fue la alegría de Aníbal cuando cumplía años y su hijo Gabriel le obsequió su CD de tangos recién grabado con el “Trío Sur” que incluía su interpretación del emblemático tango “Viejo Rampla”, con letra de Enrique Soriano y música de Donato Racciatti!
Hace apenas un mes, me invitó a su casa. Charlamos un buen rato sobre Rampla y otros temas. Finalmente, cuando nos despedíamos me obsequió con dedicatoria el cuarto tomo sobre la historia de Rampla, editado recientemente. Al final escribió: “Estimado Miguel: yo me voy, pero espero que los quedan puedan recordar aquellos equipos…” Era una despedida. Él lo sabía. Fue nuestro último abrazo…

Por Miguel Aguirre Bayley.

Se lanzó el cuarto tomo del libro “Rampla Juniors / Apuntes para su historia”.

“Este tomo intenta rescatar resultados de partidos, historias de jugadores, directivos y/o aficionados, que aún perdiendo, se retirarán anunciando a viva voz, que no concurrirán más y llegado el siguiente domingo, serán los primeros en acompañar el himno de Rampla, cuando el equipo entre a la cancha”

El querido amigo, socio, dirigente, Dr. Anibal Duran del Campo, antes de su fallecimiento, nos entregó este nuevo tomo, el cual se encuentra a la venta en la Sede Social del Club para el deleite de todos los ramplenses.

Rampla Jrs. estará eternamente agradecido al Dr. Durán, quien ya había destinado lo recaudado por la venta de este ejemplar a Divisiones Formativas y Futbol Femenino.

Todos quienes hemos tenido el placer de leer y tener como material de consulta constante los cuatro tomos de “Apuntes para su historia”, valoramos mucho la iniciativa de estos hombres, como el Dr. Duran, que han dejado plasmado en estos materiales la historia de Rampla Juniors. Todos aquellos que no pudimos ver la época de oro del club, pero conociendo nuestro pasado, lucharemos con todas las fuerzas para devolver a Rampla Juniors al sitial de protagonismo del futbol uruguayo que merece.

Por Marcos Paredes.