Se enfrentaban uno de los punteros contra el penúltimo, por lo que en el ambiente futbolístico se preveía un partido fácil para el líder. Sin embargo, no se tuvo en cuenta que Peñarol venía en declive, luego de quedar eliminado en la Copa Sudamericana y caer el fin de semana pasado a manos de Liverpool, mientras Rampla venía en ascenso, entonado por haber logrado su primera victoria en el Torneo Apertura. Producto del momento actual de ambos, la ansiedad de los aurinegros y la tranquilidad de los rojiverdes se notaron claramente en el campo.
Jorge Giordano mantuvo el mismo esquema táctico con el que los picapiedras derrotaron a Miramar Misiones la fecha anterior: 4-3-1-2. Los once iniciales fueron Lucero Álvarez en el arco; César Vargas, Martín Bonjour, Javier Benia y Néstor Moiraghi en la defensa; Rafael García, Marcelo Broli y Marcel Novick en el medio sector; Richard Nuñez de enganche y Matías Britos con Nicolás Guevara en ataque. Lucero volvió al arco tras cumplir la suspensión y Vargas suplantó a Willington Techera, quien se fracturó el peroné a mitad de semana. Sus compañeros salieron a la cancha mostrando una pancarta solidaria que decía “Fuerza Willi”.

Primer tiempo con escasas emociones

Cuando los equipos recién se estaban acomodando en la cancha y todavía no llegábamos al segundo minuto de juego, Rampla tuvo la chance más clara de todo el primer tiempo. Marcelo Broli robó la pelota y la abrió para Britos, quien rápidamente devolvió el balón al centro por donde entraba embalado Richard Nuñez. El rubio volante tocó la pelota por encima del arquero Sosa, quien salió desesperado a cortar afuera del área, y la pelota se fue desviada.
Ese avance fue como un oasis en el desierto, porque los rojiverdes tendrían luego muchísimas dificultades para inquietar a la última línea aurinegra. Britos y Guevara estaban muy solos arriba, y Nuñez jugaba más para atrás que para adelante. Los volantes tampoco llegaban al ataque, solamente Vargas intentaba mostrarse subiendo por la banda derecha.
Por el lado de Peñarol, la insistencia estuvo por los laterales, ya que Rampla presentaba un esquema con 3 volantes centrales y eso dejaba espacios contra las líneas para Estoyanoff en la derecha y Martinuccio por la izquierda. De todos modos, la muy buena faena de los laterales rojiverdes, especialmente de Néstor Moiraghi, hizo que ese descuido no tuviera consecuencias graves. Los centros fueron la única arma que Peñarol mostró en ese primer tiempo, pero la mayoría de las veces que los atacantes rivales cabecearon, la pelota se fue desviada, a tal punto, que no recordamos ninguna importante intervención de Lucero Álvarez.

Todo en cámara lenta

El segundo tiempo arrancó con la misma tónica. Peñarol empujando a Rampla contra su área pero sin ideas ni claridad, con Pacheco cayendo fusilado una y otra vez al borde del área, esperando un cobro del juez Yimmi Álvarez. La única que le sancionaron, que además fue la única que realmente fue falta, ocurrió a los 6 minutos y el veterano aurinegro, en vez de patear directamente al arco, colocó un centro corto que Marcelo Sosa conectó con una débil tijera que murió en las manos de Lucero Álvarez.
Rampla seguía con su intención de “dormir” el partido. Presionando en el mediocampo, y tocando en corto la pelota, los rojiverdes cumplían en forma perfecta el rol defensivo, pero se diluían cuando comenzaban a acercarse al área rival. Eso fue hasta que, la única vez que la pisaron, Guevara se mandó un golazo para poner el 1 a 0. Corrían 15 minutos cuando Britos robó la pelota en la salida aurinegra y abrió el juego a la izquierda, donde Nuñez tuvo todo el tiempo del mundo para parar el balón, llegar hasta el fondo de la cancha y meter el centro. Allí el goleador argentino la bajó de pecho y fusiló al arquero Sosa.
La apertura del marcador, quizás inmerecida, ponía a Rampla en un panorama muy favorable para liquidar el pleito, aprovechando la lentitud de la última línea carbonera. Giordano leyó bien el momento y decidió mandar al veloz Paul Dzeruvs a la cancha.
Lamentablemente la ventaja duró muy poco, porque a los 21´ Darío Rodríguez anticipó en el primer palo un córner muy bien tirado por Pacheco y venció la valla picapiedra. Paul ingresó con el marcador ya igualado.

Estaba para los dos, no fue para ninguno

Entonado por el empate, Peñarol fue con todo al ataque para seguir de largo. A esa altura ya estaban en la cancha Diego Alonso y el colombiano Cristian Mejía, quien complicó con su velocidad pero encontró una línea final picapiedra muy bien plantada.
Rampla por su parte esperaba y contragolpeaba, aprovechando que los jugadores aurinegros volvían muy lentamente a sus posiciones luego de atacar.
Incluso se dio una incidencia donde eran 4 de Rampla contra 2 de Peñarol, pero Dzeruvs demoró mucho en meter el balón al área y Emiliano Albín, el último hombre aurinegro, pudo rechazar la pelota afuera, cuando 2 ramplenses entraban por atrás.
Los carboneros insistieron e insistieron metiendo centros al área, pero la defensa picapiedra resistió estoicamente, pese a sufrir varias infracciones de los atacantes no sancionadas por el juez.
La más clara la tuvo Mejía a los 35´, entrando solo por el segundo palo, pero en vez de patear enganchó y amagó una y otra vez hasta que le quitaron el balón. En la recarga, Rampla tuvo su chance de ganarlo, tras una combinación entre Britos y el ingresado Tabaré Da Cunha, que Broli entrando por el medio no pudo definir bien.
Luego de los excesivos 5 minutos de descuento, llegó el final del encuentro con empate 1 a 1. Un resultado impensado para muchos, pero que marca una realidad: en el plano futbolístico, no hay tanta diferencia entre Peñarol y Rampla como marca la tabla, sea porque los aurinegros no merecen estar tan arriba o los rojiverdes no deberían estar tan abajo. En definitiva, un punto que a los dirigidos por Jorge Giordano les sirve para seguir remontando la tabla y trabajando con tranquilidad, y que deja una mejor imagen de los rojiverdes en las retinas del ambiente futbolístico local.

Por Marcelo Baruffaldi – mbaruffaldi@ramplajuniors.com

Fotos: Gonzalo Da Rosa.