Las cosas por su nombre

 

La semana pasada, todos los integrantes de la dirigencia del fútbol uruguayo y el público en general, fuimos testigos de uno de los acontecimientos más absurdos del fútbol uruguayo. Es que la fijación del partido Rampla Juniors vs Peñarol no puede calificarse de otra manera que de vergonzoso.El domingo 20 recibimos el “proyecto de etapa”, donde se nos señala por parte de la Mesa Ejecutiva que el escenario fijado para el partido del sábado 26 era el Estadio Centenario. Por ahora, todo dentro de lo normal.
El martes 22, la Mesa Ejecutiva confirma el proyecto y los dirigentes de Rampla procedemos a comunicar a la Agencia Abitab los precios de la venta anticipada de entradas para el partido en el Estadio, entre otras medidas adoptadas.
El miércoles 23 por la tarde, a menos de 72 horas de jugarse el partido fijado, CAFO, de forma absolutamente extemporánea y tardía, comunica a la Mesa Ejecutiva vía fax, que de acuerdo al informe del Ing. Invernizzi, se aconseja no jugar en el Estadio Centenario para preservar el campo de juego para las fechas de eliminatoria que se avecinan.
Aquí comienzan los primeros inconvenientes que supuso la fijación del partido.
Los que tuvimos acceso al informe del versado Ing. Invernizzi, que siempre se expresa en términos facultativos, leímos su recomendación: que lo mejor sería no jugar porque no alcanzaban los tiempos para acondicionar el césped, que habría que cuidar la cancha y que jugar suponía retirar la lona que ya había sido colocada.
Es decir, el Ing. Invernizzi que tiene la tarea desde hace muchos años de "bailar con la más fea" (porque es el responsable del mantenimiento del campo de juego y se enfrenta a este tipo de situaciones muy frecuentemente), aconsejaba no jugar, pero tampoco lo prohibía. Era un consejo.
Aquí empieza a tallar también la figura del Maestro Tabárez, que parece ser que por estos tiempos se ha ganado el motus de intocable, que nadie quiere pelearse con él, que nadie quiere contradecirlo. Por eso no se lo consultó al respecto al momento de tomar la decisión. Por eso ni siquiera se considerá jugar en el Estadio para evitar cualquier tipo de inconvenientes.
Pero las cosas por su nombre: esta situación se da porque Peñarol pierde el clásico y porque a CAFO poco le importa dónde pueda ir a jugar Rampla Juniors en su suerte por evitar el descenso. Sacaron ese partido del Estadio con las cartas vistas y con el resultado clásico consumado.
Entonces, ¿cómo CAFO fue tan negligente y no lo comunicó a la AUF el lunes? ¿Por qué espero hasta el miércoles para decir que en el Estadio no se podía jugar?
Me pregunto, si Peñarol hubiera ganado el clásico, ¿quién se animaba a cambiar ese partido con más de 25.000 personas en las tribunas del Estadio? ¿Quién hubiera sido capaz de privarnos de una recaudación muy importante como la que se hubiese generado? Nadie. Ni CAFO, ni Invernizzi, ni Tabárez ni nadie. El partido se hubiese jugado de todas maneras en el Estadio.
Pero Peñarol perdió y ya casi no tiene chance de acceder al título, y su rival de turno es Rampla Juniors, así que CAFO decidió "tirarle el fardo" (un miércoles, reitero) a la Mesa Ejecutiva, para que ésta se arregle. Primera parte de la historia.
El jueves 24, el Presidente de Rampla Juniors, Lucas Blasina, y yo mismo concurrimos nuevamente a la AUF, para que la Mesa Ejecutiva nos consulte a los locales dónde desearíamos jugar. Informamos que el lugar indicado es el Estadio Lavalleja de Flores, en la ciudad de Trinidad, por un sinfín de motivos que no vienen al caso, pero que en alguna oportunidad bien vale la pena destacar, para que la gente sepa lo agradecidos que estamos al departamento de Flores.
Informamos a la Mesa Ejecutiva que ya habíamos hecho las gestiones con la intendencia de ese municipio y con la jefatura local, y que no había ningún tipo de impedimentos para que se jugara allí. De inmediato, se fija el partido en el Estadio Lavalleja de Flores y comienzan los primeros recelos acerca de que Peñarol no iría a jugar a Flores de ninguna manera.
Como primera medida, Peñarol solicita que las comunicaciones que avalan nuestros dichos, tanto de la Intendencia como de la Jefatura de Flores, sean corroboradas por escrito ante la AUF. El pedido era absolutamente razonable y atendible.
Por la tarde, llegan a la AUF ambos faxes, el de la Intendencia de Flores firmado por su máximo jerarca, el Dr. Armando Castaingdebat, y el de Jefatura de Policía de Flores, firmado por el Director de Seguridad y Comisario, el Sr. José Sosa.
Luego de muchas idas y vueltas, la fecha queda definitivamente fijada en Flores. La fiesta del fútbol se trasladaba a Trinidad, con todo lo que ello implica desde todo punto de vista para la ciudad del interior de nuestro país.
De inmediato, Rampla Juniors y la IMF cumplieron con todas las formalidades exigidas para que el partido se jugase en la cancha fijada. Sin embargo, las gestiones de Peñarol para evitar ir a Flores ya estaban muy avanzadas y nosotros reafirmábamos nuestras suposiciones: que dirigentes de la AUF vinculados a Peñarol estaban haciendo gestiones ante el Ministerio del Interior y ante la Comisión de Seguridad de la AUF para que el partido no se jugara en Flores.
En el interín nos enteramos de que una delegación de la Guardia Metropolitana de Montevideo viaja a Flores, inspecciona el Estadio Lavalleja y comunica que no brinda las garantías de seguridad mínimas para un partido de esas características.
En consecuencia, unas horas después la Guardia Metropolitana desdice el comunicado de la Jefatura de Flores, que sí permitía y garantizaba que se jugara allí. Luego, en comunicado oficial del Ministerio del Interior, se prohíbe que el partido se juegue en Flores. En términos “futboleros”: un mandado.
Entre esas idas y vueltas, Rampla Juniors ya había viajado el viernes por la mañana a Flores, donde se encontraba practicando a la espera del partido del sábado, acompañado por una enorme cantidad de público local, muy entusiasmado porque un partido de fútbol profesional se jugaba en su departamento. Es que un plantel de primera división profesional en Flores, no es cosa de todos los días.
Las entradas por Abitab se vendían aceleradamente (2500 entradas en menos de una hora) y la mayoría de los ciudadanos de Flores, ya tenían su boleto asegurado.
Pero una decisión de la Policía que nadie logra comprender interrumpió la fiesta. Decisión que es inapeable y contra la que el pueblo de Flores nada puede hacer.
Hay muchas cosas que estuvieron muy mal. Primero, que las decisiones sobre la fijación de los partidos se tomen en consecuencia de los resultados de partidos previos y no por motivos intrínsecos a la fecha solamente. Segundo, que se tome una decisión en primera instancia y que luego se revierta. Esto es, que el Ministerio del Interior desacredite lo establecido por la Jefatura Local de Flores. Tercero, que esto suceda solamente con un día de anticipación, sin considerar las consecuencias para Rampla Juniors y el departamento de Flores. Y cuarto, y lo más grave, que esta decisión se revierta a razón de presiones de dirigentes partidarios.
Es un manoseo y es muy injusto. No es justo para Rampla, cuya dirigencia no contó con los recursos ni garantías para ejercer su derecho de localía conforme a los reglamentos correspondientes. Y no es justo para Flores, para su Intendente, para el Prof. Mauricio Aguirre de la Oficina de Deportes, ni para la Jefatura Local, ni para todos los que allí viven.
Y sobre todo, no es ético que se tomen decisiones en respuesta a gestiones o avivadas políticas. ¿Es este el fútbol profesional que queremos?
Y que quede bien claro una cosa, y es que a la Mesa Ejecutiva tampoco se le pueden atribuir ningún tipo de responsabilidades, que muchas veces están atados de pies y manos a la hora de resolver, porque su competencia es fijar las canchas y los horarios, pero nada pueden hacer contra una decisión de Jefatura de Policía, y menos aun, del Ministerio del Interior. Pero además, conozco a sus cinco integrantes y doy fe de su honestidad incuestionable, por lo que lejos están de las responsabilidades que este problema trajo aparejado.
Por suerte, uno de los pocos principios no escritos de este hermoso deporte se mantienen incólume: el fútbol siempre da revancha. A Flores, nos volveremos a ver. A los que les quepa el sayo: por el bien del fútbol uruguayo, esto no se puede volver a repetir.

Dr. Ignacio Durán
Delegado de Rampla Juniors Fútbol Club

Rampla Juniors